¿Realmente necesitas hacer 60 abdominales para estar sano?
Desde hace unos años, acudir al gimnasio —o mejor: al gym— se ha convertido en una parte básica de la rutina de todas aquellas personas que pretenden llevar un estilo de vida saludable y comprenden el impacto positivo del ejercicio en nuestro día a día.
Ponte en situación: son las nueve de la mañana y caminas por la calle, café en mano, en busca del autobús que te llevará al trabajo. Pasas delante de un gimnasio cuyo enormes ventanales te permiten ver en detalle todo los que sucede en su interior. Elípticas a toda máquina. Squats con sesenta kilos encima de los hombros. Tipos que se suben a la barra de dominadas y desafían a la gravedad con giros y piruetas. Todo el conjunto está envuelto de sudor, frenetismo y megavatios de hard-techno sonando a todo volumen.
Mientras tanto, tú sigues contemplando la escena y te preguntas por qué no reúnes la suficiente fuerza de voluntad para pagar la matricula y ponerte a hacer ejercicio como un poseso. Lo cierto es que ya lo has intentado en un par de ocasiones y no ha funcionado. Te aburrías. Te sentías fuera de lugar. Y encima te dio un tirón en la máquina de extensión de cuádriceps y casi te tienen que ir a sacar de allí los bomberos.
¿Te suena esto? Pues sigue leyendo porque, si deseas incorporar el ejercicio a tu vida, existan mejores opciones para ti.
Lo cierto es que ya lo has intentado en un par de ocasiones y no ha funcionado.
¿Por qué el gimnasio puede no estar indicado para todo el mundo?
A pesar de que nos ofrece innumerables posibilidades para ejercitarnos, tanto individualmente como en grupo, el gimnasio puede no ser la mejor alternativa para ti y para muchas otras personas. A continuación te presentamos cinco motivos que avalan esta afirmación:
- Accesibilidad: No todas las personas tienen un gimnasio cercano, lo que dificulta su acceso a instalaciones adecuadas para ejercitarse.
- Limitaciones físicas: Aquellas personas con lesiones, problemas articulares o musculares pueden encontrar actividades en el gimnasio difíciles o contraproducentes.
- Falta de interés o motivación: Algunas personas pueden sentirse desmotivadas por la atmósfera del gimnasio y preferir otras opciones que encajen mejor con su sensibilidad y estilo de vida.
- Costo económico: Las cuotas y entrenamientos en el gimnasio pueden ser costosos, excluyendo a aquellos con recursos limitados o que tienen otras prioridades económicas.
- Estilo de vida: Para personas con poco tiempo libre, asistir al gimnasio regularmente puede ser complicado de incorporar en su rutina diaria.
Tanto si se trata de una cuestión de accesibilidad como de encaje en tu agenda; o simplemente no te encuentras cómodo en un gimnasio, es importante desechar la idea de que esto te convierte en un bicho raro. O peor aún: en alguien que no puede ser las pautas que la sociedad dicta para llevar un estilo de vida saludable y desechar por completo esta posibilidad.
El gimnasio es tu vida diaria y tu ejercicio el movimiento
Aunque no todas las personas estamos hechas para ir cinco días por semana al gym, sí estamos diseñadas, en cambio, para movernos. Nuestro estilo de vida principalmente sedentario nos hace olvidar que, hace 200.000 años, cuando los primeros homo sapiens aparecieron en la Tierra, su cuerpo se adaptó biológicamente para moverse en busca de comida, sortear a los depredadores y procurarse refugio en cuevas y bosques.
Nuestra evolución biológica hace que sigamos estando diseñados para recorrer grandes distancias
Algunas de estas adaptaciones son:
- Sistema cardiovascular eficiente: El ser humano tiene un sistema cardiovascular altamente eficiente que permite llevar oxígeno y nutrientes a los tejidos y eliminar desechos durante el movimiento, mejorando la resistencia física.
- Estructura ósea y muscular: Nuestro esqueleto y musculatura están adaptados para el movimiento, proporcionando soporte, estabilidad y capacidad para realizar actividades físicas diversas.
- Pulmones y capacidad respiratoria: La capacidad pulmonar del ser humano ha evolucionado para permitir un mayor intercambio de gases durante la actividad física, asegurando un suministro adecuado de oxígeno a los músculos.
- Termorregulación eficiente: Podemos regular la temperatura corporal mediante la sudoración y redistribución de flujo sanguíneo, lo que favorece mantenernos activos en diferentes condiciones climáticas.
- Sistema nervioso y coordinación motora: Nuestro cerebro ha desarrollado una alta capacidad para coordinar movimientos y mantener el equilibrio, permitiendo realizar actividades complejas con agilidad.
- Depuración de nuestro cuerpo: El movimiento y el ejercicio suave favorecen los procesos de limpieza de nuestro cuerpo, así como la retención de líquidos y el tratamiento de la inflamación
- Aumento de la flexibilidad: Una de las consecuencias del sedentario es la pérdida de flexibilidad, lo que nos lleva progresivamente a consolidar aún más nuestro sedentarismo.
Si lo piensas, te darás cuenta de que, a pesar de que la revolución cultural del Neolítico, que comenzó hace 5.000 años, nos impulsó cada vez más a vivir en asentamientos y reducir así nuestra actividad física, nuestra evolución biológica hace que sigamos estando diseñados para recorrer grandes distancias, acceder a lugares remotos en busca de comida o construir refugios en los que guarecernos de la lluvia y el frío.
Éste es el gran problema de nuestro tiempo: a pesar de que pasamos casi todo el día sentados, nuestros órganos y tejidos nos siguen pidiendo movimiento a gritos. Y lo que te proponemos para solucionarlo es bastante sencillo: incorporar el movimiento a tu vida cotidiana sin necesidad de practicar deportes o dejarte los riñones en el banco de abdominales.
Descubriremos que nuestra vida cotidiana nos ofrece innumerables oportunidades para ponernos en movimiento con un impacto altamente positivo
Claves para vivir una vida en movimiento
Antes de poner músculos y huesos a trabajar, es necesario empezar por tu cerebro y romper el esquema mental que nos impulsa a adoptar hábitos sedentarios una y otra vez.
Si acabas de bajar del vagón de metro y las instalaciones ponen a tu disposición las escaleras mecánicas para subir a la superficie, ¿debo utilizarlas? No necesariamente. Si el plan de mi familia es pasar el sábado por la tarde en el sofá viendo series, ¿debo unirme por fuerza a él? No, y además puedes impulsar entre tus seres queridos alternativas de ocio más saludables. Si es posible obtener casi cualquier cosa a través de mi móvil y que un rider la traiga a casa en cuestión de minutos, ¿supone una pérdida de tiempo y energía salir a la calle para comprarla? Absolutamente no.
Una vez que conseguimos romper el marco de pensamiento que nos conduce a movernos cada vez menos, descubriremos que nuestra vida cotidiana nos ofrece innumerables oportunidades para ponernos en movimiento con un impacto altamente positivo en nuestro cuerpo y mente.
- Caminar en lugar de conducir
En lugar de utilizar el coche o el transporte público para distancias cortas, considera caminar o andar en bicicleta. Además de ahorrar en costos de transporte, caminar promueve la quema de calorías y mejora la salud cardiovascular. Puedes disfrutar de la naturaleza, escuchar música o incluso hacer una caminata en compañía de familiares o amigos para hacerlo más agradable y social.
Durante las largas horas de trabajo, es fundamental tomar pausas activas para reducir la tensión
- Hacer pausas activas en el trabajo
Durante las largas horas de trabajo, es fundamental tomar pausas activas para reducir la tensión y el sedentarismo. Realiza ejercicios de estiramiento, como estirar los brazos, cuello y piernas, para relajar los músculos tensos. También puedes dar un breve paseo fuera de la oficina para respirar aire fresco y desconectar mentalmente.
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Bailar mientras realizas tareas domésticas
Convertir las tareas cotidianas en oportunidades para bailar es una excelente manera de mantenerse en movimiento mientras haces que las actividades del hogar sean más entretenidas. Pon música animada mientras limpias, cocinas o haces la colada, y deja que el ritmo guíe tus movimientos. Además de quemar calorías, el baile libera endorfinas que mejoran el estado de ánimo y reducen el estrés.
- Practicar jardinería
Cuidar el jardín no solo embellece tu entorno, sino que también es una forma efectiva de hacer ejercicio. Las actividades como cavar, plantar, podar y regar implican movimientos que trabajan diversos grupos musculares y mejoran la flexibilidad. Además, estar en contacto con la naturaleza proporciona una sensación de calma y bienestar.
- Subir escaleras
Optar por las escaleras en lugar del ascensor o las escaleras mecánicas es una manera simple pero poderosa de integrar el movimiento en la vida cotidiana. Subir escaleras fortalece los músculos de las piernas, mejora la salud cardiovascular y aumenta la resistencia. Si tienes la oportunidad, puedes aumentar la intensidad subiendo dos escalones a la vez o subiendo más rápido.
Si no realizamos al menos 60 minutos de ejercicio moderado al día (por ejemplo, caminar o bailar), a partir de los treinta años perdemos aproximadamente un 2% de de masa muscular cada año.
¿Qué ocurre cuando no nos movemos?
La edad cronológica y la edad biológica son dos conceptos distintos utilizados para medir la edad de una persona, pero cada uno se refiere a un aspecto diferente. Mientras que la edad cronológica es el número de años que han pasado desde tu nacimiento hasta el presente, la edad biológica se refiere a cómo de «viejo» parece ser tu cuerpo desde una perspectiva biológica y fisiológica. Esto se basa en varios factores, como la condición de tus órganos y tejidos, tu capacidad cognitiva y física, la salud de tu sistema inmunológico, entre otros.
Está demostrado que, si no realizamos al menos 60 minutos de ejercicio moderado al día (por ejemplo, caminar o bailar), a partir de los treinta años perdemos aproximadamente un 2% de de masa muscular cada año. Más adelante, incluso, es posible que nuestra masa ósea sea impactada por la falta de movimiento y perder entre 2,5 y 7 centímetros de altura a medida que envejecemos.
Pero aunque las consecuencias físicas de la carencia de movimiento sean importantes, la consecuencia a nivel psicológico es que acallamos nuestra actitud hacia el movimiento, haciéndonos cada vez más sedentarios y perdiendo la conciencia de nuestra capacidad para movernos.
En este sentido, podemos pensar que estamos hechos de un material que puede adoptar diferentes estados en función de los estímulos que reciba, como la parafina, que se endurece con el frío y se funde con el calor. Aunque a veces nos lo hagan creer, estar en forma no es algo que nos venga dado genéticamente, sino un estado en el que podemos incidir por medio de una actitud activa y un marco mental en el que el movimiento tenga un papel protagonista.
- Beneficios psicológicos del movimiento en nuestra vida
El movimiento, tanto en términos de actividad física regular como de simples cambios de postura a lo largo del día, es un componente esencial para mantener una buena salud mental. En un mundo cada vez más sedentario, añadir movimiento a nuestras vidas puede tener un impacto significativo en nuestra psique, mejorando nuestro bienestar emocional y fortaleciendo nuestra resistencia mental.
¿Cómo se traduce este impacto? A continuación enumeramos algunos beneficios.
Nos ayuda a superar miedos al fortalecer nuestra confianza
- Combatir nuestros miedos
Incorporar movimiento y ejercicio en nuestras vidas nos ayuda a superar miedos al fortalecer nuestra confianza, desarrollar resistencia y fomentar la resiliencia mental. Nos enfrentamos a desafíos físicos, superamos barreras y aprendemos a manejar el estrés, lo que se traduce en una mayor capacidad para manejar y superar miedos en otras áreas de la vida.
- La satisfacción del desafío logrado
Al superar un desafío con éxito, como caminar 10.000 pasos diarios o llevar a cabo un retiro de ayuno, experimentamos satisfacción debido a la liberación de neurotransmisores como la dopamina, asociada al logro y la recompensa. Este sentimiento refuerza la confianza en nuestras habilidades, fomenta un enfoque positivo hacia desafíos futuros y alimenta nuestra motivación intrínseca para perseguir y alcanzar nuevos objetivos.
Nos ayuda a superar miedos al fortalecer nuestra confianza
- Mejora del estado de ánimo
Realizar ejercicio físico libera endorfinas que producen sensaciones de felicidad y euforia. Esto puede ayudar a aliviar los síntomas de la depresión y la ansiedad, y promover un estado de ánimo generalmente más positivo. En general, cuando incorporamos el movimiento a nuestra vida nos predisponemos en mayor medida hacia la felicidad y la plenitud.
- Mayor concentración y memoria
El movimiento regular aumenta el flujo de sangre al cerebro, lo que puede mejorar las funciones cognitivas como la concentración y la memoria. A su vez, el movimiento sostenido en el tiempo puede tener efectos beneficiosos en nuestra gestión de las emociones. Además, el ejercicio puede ayudar a retrasar la aparición de enfermedades degenerativas como el Alzheimer y la demencia.
- Reducción del estrés
La actividad física es una salida eficaz para liberar la tensión acumulada y el estrés. Al mover el cuerpo, se promueve la relajación y se facilita una mejor gestión del estrés, ayudando a crear una mayor sensación de calma y bienestar.
A su vez, el movimiento sostenido en el tiempo puede tener efectos beneficiosos en nuestra gestión de las emociones.
La filosofía tras el movimiento
A un nivel más profundo, esforzarnos por incorporar el movimiento a nuestra vida, conecta con importantes filosofías y reflexiones acerca de la esencia misma del ser humano y de la vida.
En la filosofía tradicional china, por ejemplo, el Qi es la energía que fluye a través de todos los seres vivos y el universo, y es fundamental para nuestra salud y bienestar. El movimiento, desde este marco de conocimiento, es imprescindible para permitir el flujo dicha energía
Si tomamos el sencillo acto de caminar —para el cual absolutamente todos y todas estamos más que preparados—, podemos pensar que, en la naturaleza misma de la existencia, el movimiento es una constante; todo en el universo está en constante cambio y flujo. El acto de caminar se convierte así en una metáfora de la vida misma, donde avanzar es esencial para nuestro crecimiento y evolución personal.
Continuando con nuestro ejemplo, caminar nos conecta con la naturaleza y nos permite estar en armonía con nuestro entorno. Al dar un paso tras otro, experimentamos la continuidad de la vida y la interconexión de todas las cosas. A través del movimiento, tomamos conciencia de nuestra relación con el mundo y reconocemos nuestra posición como seres en constante movimiento dentro de la vastedad del universo.
Además, caminar puede ser un momento de introspección y reflexión. El ritmo constante de nuestros pasos puede llevarnos a un estado meditativo, donde las preocupaciones cotidianas se desvanecen y nos conectamos con nuestra propia esencia. En el acto de caminar, podemos encontrar respuestas a preguntas existenciales, claridad mental y una sensación de paz interior.
El movimiento también nos enseña sobre la impermanencia de la vida. Cada paso es único, y el paisaje que recorremos nunca será el mismo. El cambio es inevitable, y caminar nos recuerda que debemos apreciar el presente y fluir con los ciclos naturales de la vida.
En resumen, un acto tan sencillo como caminar nos invita a apreciar la belleza y profundidad del proceso de cambio y crecimiento. Nos enseña que cada paso es un paso hacia adelante en nuestro viaje vital y que el movimiento constante es una forma de conexión con nosotros mismos y el mundo que nos rodea.
El ritmo constante de nuestros pasos puede llevarnos a un estado meditativo donde las preocupaciones cotidianas se desvanecen y nos conectamos con nuestra propia esencia.
El movimiento te llama. ¿A qué esperas?
Como hemos dicho antes, incorporar el movimiento a tu vida —y con él, todos los beneficios del ejercicio físico—, pasa principalmente por un cambio de mentalidad en relación con nuestros hábitos cotidianos. No se trata de pasar doce horas sentado delante del ordenador y después tratar de compensarlo con una hora de ejercicio de alta intensidad. Esta opción puede ser buena para muchas personas, pero no por ello es la única ni tampoco debe de ser necesariamente la indicada para ti.
Vuelve a ponerte en situación. Nueve de la mañana, café en mano, sigues observando la intensa actividad en el gym a través de los cristales. Ya lo has intentado otras veces y no era lo tuyo. Te encoges de hombros y te diriges hacia la parada de autobús. El trayecto dura diez minutos, que podrían ser cuarenta y cinco caminando. ¿Por qué no intentarlo? Los grandes objetivos se consiguen adquiriendo pequeños hábitos que nos sitúen en la senda de un estilo de vida saludable.
Todo empieza por levantarte un poco antes mañana.
Amplifica los beneficios del movimiento con los retiros de ayuno de Mi Ayuno
En nuestros retiros de ayuno, médicamente supervisados y celebrados en algunos de los lugares más bonitos de España, comprendemos la importancia de una vida en movimiento y por eso complementamos los beneficios del ayuno terapéutico con caminatas diarias, actividades de yoga, pilates y talleres pensados para crecer por dentro y por fuera.
¿Quieres empezar a moverte mientras practicas un profundo reset de sanación y limpieza en tu cuerpo y mente? ¡Te estamos esperando!
Los beneficios del ayuno terapéutico con caminatas diarias, actividades de yoga, pilates y talleres